domingo, 25 de junio de 2023

Indiferencia

Es habitual presenciar en el transporte público cómo los jóvenes, abducidos por el móvil y con los  auriculares incrustados en las orejas, pugnan por a ocupar los asientos libres sin darse cuenta de que a su lado hay una persona mayor que posiblemente lo necesite. Es uno más de los síntomas de esa perniciosa patología de la que adolecen los más jóvenes hoy en día: la indiferencia que muestran hacia sus mayores. Los ven a su alrededor sin percatarse de lo que tienen delante, son para ellos como las hojas marchitas de un árbol, condenadas a que el viento las arranque y caigan en el olvido. No son conscientes de que por esas venas y arrugados rostros discurre toda una vida, que la mirada de una persona mayor alcanza a ver mucho más que la de ellos y que juzgan con más acierto. Son el genuino tesoro de nuestra sociedad.

Soy joven y todavía no sé mucho de la vida, pero no creo que esta indiferencia sea sana. Mientras que nuestros mayores se preocupan por el mundo que nos han de dejar, nosotros parece que sólo estamos pendientes de nuestro ombligo. ¿Acaso toda una vida bregando no merece respeto y consideración? El futuro no existe, sólo el presente. Es aquí y ahora donde hemos de asentar los cimientos del mañana, pero si no atendemos a los que más saben, si no acudimos a los que ya tienen mucho camino andado a sus espaldas, si no hacemos de los mayores nuestros referentes, lo que construyamos no se sostendrá por mucho tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nuevos liberales

Cuando uno estudiaba en los libros de Historia de bachillerato el siglo XIX español, era habitual que a los liberales se les distinguiese en...